AQUÍ PODÉIS ENCONTRAR ORACIONES SUBORDINADAS SOLUCIONADAS.
lunes, 24 de febrero de 2014
lunes, 17 de febrero de 2014
EL QUIJOTE, PRIMERA PARTE
Os dejo aquí un resumen muy completo de la primera parte También os adjuntaré algunas imágenes que recrean la época.
EN ESTA PÁGINA ENCONTRARÉIS UN ESQUEMA DE LAS AVENTURAS ASÍ COMO DE LAS POBLACIONES POR LAS QUE TRANSITÓ
INDUMENTA
INTERIORES DOMÉSTICOS
DETALLE DE LA "BACÍA DE BARBERO"
ILUSTRACIONES DE ALGUNAS AVENTURAS: LOS MOLINOS
AVENTURA DEL VIZCAÍNO
http://es.wikipedia.org/wiki/Ruta_de_Don_Quijote
domingo, 16 de febrero de 2014
lunes, 10 de febrero de 2014
IMÁGENES ALUSIVAS A LOS MITOS RENACENTISTAS.
DAFNE PERSEGUIDA POR APOLO
"NARCISO MIRÁNDOSE EN EL AGUA"
"LOCUS AMOENUS" (LUGAR AMENO DONDE SIEMPRE ES PRIMAVERA, LUGAR ADECUADO PARA REUNIRSE LOS AMADORES Y EXPRESAR SUS QUEJAS DE AMOR
"DESCRIPTIO PUELLAE"(arquetipo de belleza femenina que se puso de moda en el renacimiento: cabellos dorados, piel muy blanca, ojos azules, esbelta y angelical)
DAFNE PERSEGUIDA POR APOLO
DAFhyhyNE Y Aor imposible, simboliza el amor versus
HERO Y LEANDRO(amor trágico que acaba con la muerte de los amantes en circunstancias trágicas)
Os dejo un esquema de los valores del "se" para que lo consultéis. Como veis , lo he sacado de "lyL."
VALORES DEL SE
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jueves, 6 de febrero de 2014
WWW.GARCILASO.ORG
En esta direccíon podéis encontrar la poesía de Garcilaso .
De todas formas , como vamos a estudiar para el examen la égloga primera, os la cuelgo aquí os dejo las estrofas más "famosas
Salicio:
¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!,
estoy muriendo, y aún la vida temo; 60
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.
Vergüenza he que me vea
ninguno en tal estado,
de ti desamparado, 65
y de mí mismo yo me corro agora.
¿De un alma te desdeñas ser señora,
donde siempre moraste, no pudiendo
de ella salir un hora?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 70
(...)
Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?
Tus claros ojos ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe ¿dó la pusiste? 130
¿Cuál es el cuello que, como en cadena,
de tus hermosos brazos anudaste?
No hay corazón que baste,
aunque fuese de piedra,
viendo mi amada hiedra, 135
de mí arrancada, en otro muro asida,
y mi parra en otro olmo entretejida,
que no se esté con llanto deshaciendo
hasta acabar la vida.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 140
(...)
Con mi llorar las piedras enternecen
su natural dureza y la quebrantan;
los árboles parece que se inclinan:
las aves que me escuchan, cuando cantan, 200
con diferente voz se condolecen,
y mi morir cantando me adivinan.
Las fieras, que reclinan
su cuerpo fatigado,
dejan el sosegado 205
sueño por escuchar mi llanto triste.
Tú sola contra mí te endureciste,
los ojos aún siquiera no volviendo
a lo que tú hiciste.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 210
Mas ya que a socorrerme aquí no vienes,
no dejes el lugar que tanto amaste,
que bien podrás venir de mí segura;
yo dejaré el lugar do me dejaste;
ven, si por sólo esto te detienes; 215
ves aquí un prado lleno de verdura,
ves aquí una espesura,
ves aquí una agua clara,
en otro tiempo cara,
a quien de ti con lágrimas me quejo. 220
Quizá aquí hallarás (pues yo me alejo)
al que todo mi bien quitarme puede;
que pues el bien le dejo,
no es mucho que el lugar también le quede.
Nemoroso:
Corrientes aguas, puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas, 240
verde prado, de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra que por los árboles caminas,
torciendo el paso por su verde seno:
yo me vi tan ajeno 245
del grave mal que siento,
que de puro contento
con vuestra soledad me recreaba,
donde con dulce sueño reposaba,
o con el pensamiento discurría 250
por donde no hallaba
sino memorias llenas de alegría.
Y en este mismo valle, donde agora
me entristezco y me canso, en el reposo
estuve ya contento y descansado. 255
¡Oh bien caduco, vano y presuroso!
Acuérdome, durmiendo aquí alguna hora,
que despertando, a Elisa vi a mi lado.
¡Oh miserable hado!
¡Oh tela delicada, 260
antes de tiempo dada
a los agudos filos de la muerte!
Más convenible fuera aquesta suerte
a los cansados años de mi vida,
que es más que el hierro fuerte, 265
pues no la ha quebrantado tu partida.
¿Dó están agora aquellos claros ojos
que llevaban tras sí, como colgada,
mi ánima doquier que ellos se volvían?
¿Dó está la blanca mano delicada, 270
llena de vencimientos y despojos
que de mí mis sentidos le ofrecían?
Los cabellos que vían
con gran desprecio al oro,
como a menor tesoro, 275
¿adónde están? ¿Adónde el blando pecho?
¿Dó la columna que el dorado techo
con presunción graciosa sostenía?
Aquesto todo agora ya se encierra,
por desventura mía, 280
en la fría, desierta y dura tierra.
¿Quién me dijera, Elisa, vida mía,
cuando en aqueste valle al fresco viento
andábamos cogiendo tiernas flores,
que había de ver con largo apartamiento 285
venir el triste y solitario día
que diese amargo fin a mis amores?
El cielo en mis dolores
cargó la mano tanto,
que a sempiterno llanto 290
y a triste soledad me ha condenado;
y lo que siento más es verme atado
a la pesada vida y enojosa,
solo, desamparado,
ciego, sin lumbre, en cárcel tenebrosa. 295
Después que nos dejaste, nunca pace
en hartura el ganado ya, ni acude
el campo al labrador con mano llena.
No hay bien que en mal no se convierta y mude:
la mala hierba al trigo ahoga, y nace 300
en lugar suyo la infelice avena;
la tierra, que de buena
gana nos producía
flores con que solía
quitar en sólo vellas mil enojos, 305
produce agora en cambio estos abrojos,
ya de rigor de espinas intratable;
yo hago con mis ojos
crecer, llorando, el fruto miserable.
Divina Elisa, pues agora el cielo
con inmortales pies pisas y mides, 395
y su mudanza ves, estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
y en la tercera rueda, 400
contigo mano a mano,
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos,
do descansar y siempre pueda verte 405
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?
Estrofa: Aquí Garcilaso usa la estancia, que consta de versos de
once sílabas (endecasílabos) y de siete (heptasílabos), con rima
perfecta. El número de versos puede variar. Para este poema
Garcilaso ha usado 14 versos en cada estrofa, según el modelo:
ABCBACcddEEFeF. (Nótese que las letras minúsculas representan
los versos de siete sílabas.)
En esta direccíon podéis encontrar la poesía de Garcilaso .
De todas formas , como vamos a estudiar para el examen la égloga primera, os la cuelgo aquí os dejo las estrofas más "famosas
Salicio:
¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!,
estoy muriendo, y aún la vida temo; 60
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.
Vergüenza he que me vea
ninguno en tal estado,
de ti desamparado, 65
y de mí mismo yo me corro agora.
¿De un alma te desdeñas ser señora,
donde siempre moraste, no pudiendo
de ella salir un hora?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 70
(...)
Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?
Tus claros ojos ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe ¿dó la pusiste? 130
¿Cuál es el cuello que, como en cadena,
de tus hermosos brazos anudaste?
No hay corazón que baste,
aunque fuese de piedra,
viendo mi amada hiedra, 135
de mí arrancada, en otro muro asida,
y mi parra en otro olmo entretejida,
que no se esté con llanto deshaciendo
hasta acabar la vida.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 140
(...)
Con mi llorar las piedras enternecen
su natural dureza y la quebrantan;
los árboles parece que se inclinan:
las aves que me escuchan, cuando cantan, 200
con diferente voz se condolecen,
y mi morir cantando me adivinan.
Las fieras, que reclinan
su cuerpo fatigado,
dejan el sosegado 205
sueño por escuchar mi llanto triste.
Tú sola contra mí te endureciste,
los ojos aún siquiera no volviendo
a lo que tú hiciste.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 210
Mas ya que a socorrerme aquí no vienes,
no dejes el lugar que tanto amaste,
que bien podrás venir de mí segura;
yo dejaré el lugar do me dejaste;
ven, si por sólo esto te detienes; 215
ves aquí un prado lleno de verdura,
ves aquí una espesura,
ves aquí una agua clara,
en otro tiempo cara,
a quien de ti con lágrimas me quejo. 220
Quizá aquí hallarás (pues yo me alejo)
al que todo mi bien quitarme puede;
que pues el bien le dejo,
no es mucho que el lugar también le quede.
Nemoroso:
Corrientes aguas, puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas, 240
verde prado, de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra que por los árboles caminas,
torciendo el paso por su verde seno:
yo me vi tan ajeno 245
del grave mal que siento,
que de puro contento
con vuestra soledad me recreaba,
donde con dulce sueño reposaba,
o con el pensamiento discurría 250
por donde no hallaba
sino memorias llenas de alegría.
Y en este mismo valle, donde agora
me entristezco y me canso, en el reposo
estuve ya contento y descansado. 255
¡Oh bien caduco, vano y presuroso!
Acuérdome, durmiendo aquí alguna hora,
que despertando, a Elisa vi a mi lado.
¡Oh miserable hado!
¡Oh tela delicada, 260
antes de tiempo dada
a los agudos filos de la muerte!
Más convenible fuera aquesta suerte
a los cansados años de mi vida,
que es más que el hierro fuerte, 265
pues no la ha quebrantado tu partida.
¿Dó están agora aquellos claros ojos
que llevaban tras sí, como colgada,
mi ánima doquier que ellos se volvían?
¿Dó está la blanca mano delicada, 270
llena de vencimientos y despojos
que de mí mis sentidos le ofrecían?
Los cabellos que vían
con gran desprecio al oro,
como a menor tesoro, 275
¿adónde están? ¿Adónde el blando pecho?
¿Dó la columna que el dorado techo
con presunción graciosa sostenía?
Aquesto todo agora ya se encierra,
por desventura mía, 280
en la fría, desierta y dura tierra.
¿Quién me dijera, Elisa, vida mía,
cuando en aqueste valle al fresco viento
andábamos cogiendo tiernas flores,
que había de ver con largo apartamiento 285
venir el triste y solitario día
que diese amargo fin a mis amores?
El cielo en mis dolores
cargó la mano tanto,
que a sempiterno llanto 290
y a triste soledad me ha condenado;
y lo que siento más es verme atado
a la pesada vida y enojosa,
solo, desamparado,
ciego, sin lumbre, en cárcel tenebrosa. 295
Después que nos dejaste, nunca pace
en hartura el ganado ya, ni acude
el campo al labrador con mano llena.
No hay bien que en mal no se convierta y mude:
la mala hierba al trigo ahoga, y nace 300
en lugar suyo la infelice avena;
la tierra, que de buena
gana nos producía
flores con que solía
quitar en sólo vellas mil enojos, 305
produce agora en cambio estos abrojos,
ya de rigor de espinas intratable;
yo hago con mis ojos
crecer, llorando, el fruto miserable.
Divina Elisa, pues agora el cielo
con inmortales pies pisas y mides, 395
y su mudanza ves, estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
y en la tercera rueda, 400
contigo mano a mano,
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos,
do descansar y siempre pueda verte 405
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?
Estrofa: Aquí Garcilaso usa la estancia, que consta de versos de
once sílabas (endecasílabos) y de siete (heptasílabos), con rima
perfecta. El número de versos puede variar. Para este poema
Garcilaso ha usado 14 versos en cada estrofa, según el modelo:
ABCBACcddEEFeF. (Nótese que las letras minúsculas representan
los versos de siete sílabas.)
lunes, 3 de febrero de 2014
recursos de lengua y literatura para eso y bachillerato
En esta página encontraréis un montón de información sobre lengua y literatura. Además tenéis ejercicios prácticos sobre lengua, comentarios de texto literarios y lingüísticos, estudios monográficos sobre un autor o movimiento literario... ¡MUY RECOMENDABLE1
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